El jueves, terminado el partido con el Barcelona, mientras los Bucaneros cumplían con la tradición de despedir la jornada tomándose una caña en la avenida de la Albufera y el Barça volaba de vuelta a casa, Kiko Narváez cenaba un bocadillo de pollo con queso en un bar de Vallecas mientras se deshacía en elogios al hablar de Luis Suárez. “Jamás vi a un delantero jugar de espaldas a la portería como lo hacía Kiko”, aseguró un día Pep Guardiola, ahora técnico del Bayern, al hablar del que fuera su compañero en la selección, y rival con el Atlético. El andaluz, casi a medianoche, sacaba su teléfono del bolsillo y con imágenes almacenadas, elogiaba la capacidad del uruguayo para jugar de espaldas, una cualidad que le brinda al equipo encontrarle como referencia más allá del remate. “Es un máquina”, decía el gaditano al hablar del uruguayo.
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