A Toni Kroos se le ha quitado el color rojo asfixia de la cara. Ya no parece ahogarse en el centro del campo del Madrid. A Luka Modric nunca le ha faltado oxígeno, pero, con Zinedine Zidane en el banquillo, el croata ha recuperado su mejor versión. El recital de pases que dio la semana pasada ante el Betis es sólo uno de los síntomas de que ha vuelto a coger el mando del juego. Modric juega liberado. Ya no le entregan un manual de órdenes tácticas que estudiarse antes de saltar al campo.
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