El Baskonia remató al Barcelona en el último segundo de la prórroga en un partido larguísimo, denso, una agonía casi permanente. El desenlace quedó a merced de tres o cuatro jugadores que se alzaron sobre el resto y sobre el espesor táctico de cada acción y la dureza y el esfuerzo demandado para conseguir cada una de las canastas.
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