Llegó a la sala de prensa del Cerro del Espino con las manos en los bolsillos, el chándal con alguna marca de hierba y la mirada agachada. Una estampa que refleja por un lado la timidez inicial y el trabajo de campo de un entrenador que después no agacha la cabeza bajo ninguna circunstancia. De hecho, esquiva preguntas con gran habilidad, y sin dejar de mirar a los ojos del interlocutor. Simeone, a un día de enfrentarse al Barcelona, un equipo con el que está empatado a puntos, volvió a remarcar que partidos como el que le esperan por delante no le ponen nervioso, sino todo lo contrario. “El partido será bonito y muy importante. Será lindo para jugar y trataremos de llevar el juego donde mas nos convenga para sentirnos importantes”, aseguró el argentino.
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