La décima del Celta no es un título, pero sí la ilusión de ganarlo y saldar por fin una deuda histórica de un club que hace tiempo que siente que tiene un espacio por llenar en sus vitrinas. La décima clasificación para una semifinal de Copa del Rey, la cuarta en los últimos 47 años, dispara la ilusión en una afición que ya hacía tiempo que habia despertado tras una larga noche de cinco campañas en Segunda División, galopante deuda y futbolistas mediocres. El Celta ha construido en los últimos años un futuro desde la modestia, pero también desde la ambición. Pocos como Toto Berizzo, su entrenador, la enarbolan. “No somos un equipo que sepa especular, somos de buscar gol. Siento orgullo por venir a un campo dificil a jugar con personalidad y valentía respetando nuestra línea de juego”, resumió el técnico argentino tras ganar en el Vicente Calderón. “Ganar al Atlético en su campo y como lo hicimos es una satisfacción íntima”, añadió.
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