El carné de especialista defensivo no es el más lustroso o el más deseado. Golpes, agarrones, pelotazos… Un trabajo gris, de galeras, que, en numerosas ocasiones, carece del reconocimiento que quienes lo practican desearían tener. En la selección española de balonmano hay dos nombres propios, por no decir torres dada su envergadura —uno mide dos metros y al otro le falta un centímetro para esta talla— que se parten la cara, a veces literalmente, en esta tarea oscura: Gedeón Guardiola, que se ha perdido dos partidos por molestias en la mano derecha, y Viran Morros.
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