Uno es de Boyacá, campesino puro de ruana, y la otra de la Antioquia caribeña. Nairo goza escuchando carranqueras y Caterine es una reina de la salsa. “Mi secreto está en la sangre, en las ganas que tengo de triunfar”, dice una, y esa declaración de principios ya se le escuchó al otro. Los dos gozan de unas cualidades físicas excepcionales. Nairo ha nacido para los deportes de resistencia. Caterine, con su capacidad natural para botar, su elasticidad, coordinación y potencia, está hecha para todo tipo de saltos, en alto, en largo, en carrera… Ambos, Nairo Quintana, ciclista, Caterine Ibargüen, saltadora de triple, son colombianos. Ambos son campeones. Uno, el chaval del altiplano, ha triunfado en el Giro y en el Tour, y lo intenta estos días en la Vuelta; la otra, la caribeña, ha triunfado en todo el mundo, y también en Pekín, donde el lunes ganó su segundo oro mundial con un salto de 14,9 metros, 12 centímetros más que el de la segunda clasificada, la israelí de origen ruso Hanna Knyazyeva-Minenko.
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