Adam Raga (Ulldecona, Tarragona, 33 años) llegó hace unos días a su casa de Taradell (Barcelona), procedente de Gran Bretaña, donde acababa de disputar la cuarta prueba del campeonato del mundo de Trial –terminó el segundo, por detrás de Toni Bou–. En toda su trayectoria, su prioridad siempre ha sido la de ganar, y así se llevó los títulos mundiales al aire libre de 2005 y 2006, y todos los disputados bajo techo entre 2003 y 2006. Sin embargo, desde el mes pasado, el catalán también tiene que hacer virguerías para que su moto termine entera. De lo contrario será él mismo quien deberá repararla. En Suecia, la penúltima prueba, él mismo tuvo que cambiar el depósito. Raga pasa por el momento más delicado de su vida deportiva después de que Gas Gas, la marca para la que ha competido siempre, solicitara el concurso de acreedores el mes pasado. Llegados a este punto, una de las primeras decisiones que tomó el administrador fue la de cerrar el equipo de competición, circunstancia que dejó al catalán sin margen de maniobra para buscar una alternativa con el Mundial ya en marcha. Sin duda, este está siendo el obstáculo más complicado que ha afrontado nunca este malabarista de las dos ruedas. Una bofetada de humildad con la mano abierta.
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