Siempre desprendido en cada una de sus actuaciones, Novak Djokovic brindó este viernes una fabulosa clase de plasticidad a los espectadores de la Pista 1. Lo dice la imagen que acompaña: es de carne y hueso, pero si existe alguien cercano al hombre chicle es él. Es capaz Nole de contorsionarse como ninguno y componer figuras más propias de la danza que otra cosa. Se retuerce como nadie, y gana como solo tres tenistas del circuito, los Tres Tenores, pueden llegar a hacerlo. En última instancia, el derrotado es Hubert Hurkackz (7-5, 6-7, 6-1 y 6-4), que se llevará el consuelo de haberle arrebatado una manga.
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