vendredi 5 juillet 2019

Los 749 días en que los mallorquinistas no perdieron la fe

El 0-1 frente al Peralada no invitaba a creer en milagros, pero sí en un tiempo mejor. Eso es lo que sintió Jordi Cifre hace dos años, el día que vivió en directo el debut del RCD Mallorca en Segunda B: las ganas de mantener la fe en un club que se había apeado del fútbol profesional después de 36 temporadas. Fiel en la adversidad, este aficionado le cogió el gusto a los triunfos modestos. Siguió a su equipo hasta Reus, Sabadell, Olot o Cornellà; catedrales menores para un conjunto que en 2003 se anotó un 1-5 en el Bernabéu, aunque suficientes para alimentar un sueño que se hizo realidad el pasado 23 de junio. El Mallorca consumaba su segundo ascenso consecutivo contra el Deportivo de La Coruña y ahí estaba él en la grada para abrazar a su padre, al hombre que le hizo socio a los cinco años.

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