Se sabe que España pretende un fútbol atildado, un juego que se expresa a través del pase y la posesión. También se conoce que Italia no tiene tan acentuado el gusto por el toque, pero sí una ambición competitiva desmesurada desde la cuna como bien explicó la selección Sub-19, que jugó a la italiana, pícara para disputar el primer tiempo con el viento a favor —así lo decidió tras el sorteo— y aguantar el chaparrón y lo que hiciera falta en el segundo acto. Pero les salió rana la táctica a los azzurri, que sí se avanzaron en la primera parte pero que, empeñados en cerrar su portería antes que en perforar la contraria, acabaron por besar la lona. Derrota que les descabalga del Europeo y que permite a España alcanzar la semifinal como segunda de grupo (tras Portugal) ante Francia.
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