Ni Maracanazo, ni 1-7. En la Copa América a la Canarinha nadie le tose en Brasil. Quedará grabado que los muchachos de Tite levantaron el noveno torneo continental, el primero desde 2007 y el quinto que se disputa en su casa. Pero nadie hablará de fútbol. Ni del de la Canarinha, ni del de Messi, más presente en los micrófonos que en el campo. En Maracaná seguirá viva la leyenda de Alcides Ghiggia, protagonista de la mítica final del Mundial 50. Soñó por un momento Perú con emular a Uruguay. Se quedó con las ganas. Eso sí, le hizo pasar las de Caín al pragmático Brasil, que con goles de Everton, Gabriel Jesus y Richarlison, dejó en nada el 1-1 transitorio de Guerrero de penalti. En la final de América, sufrió la Canarinha, rica de talento, pobre de juego, antes y después de la expulsión de Gabriel Jesus.
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