“Me pongo verde de la envidia cuando los veo”, dice José María Esteban Celorrio, Chema para todos, que ganó la primera medalla mundial (oro en Belgrado en 1975) y también la primera medalla olímpica del piragüismo español. Corría el año 1976, eran los Juegos de Montreal. Sus compañeros de aventura –plata en el K4-1000- eran José Ramón Díaz Flor, Herminio Menéndez y Luis Gregorio Ramos Misioné. Herminio estudiaba en la escuela de aprendices de 8 a 14 y se levantaba a las 5.30 para poder ir a entrenar al Pantano de San Juan antes de ir a clase. Misioné se gastó sus ahorros (500 pesetas de entonces; lo salarios eran 1.000) para arreglar una piragua y subirse a ella hasta proclamarse campeón infantil de España.
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