Sintetizado los dos últimos años en dos nombres, los de Roger Federer (37 años) y Rafael Nadal (32), el circuito abraza un retorno, el de Novak Djokovic (31), que se hizo esperar mucho más de lo deseado para el aficionado, que no para los otros dos tótems citados. Repuesto, con el colmillo bien afilado y la mirada sanguinolenta de los viejos (sus buenos) tiempos, el serbio irrumpe en Flushing Meadows como no lo hacía desde hace mucho tiempo: hoy por hoy, en lo que a una presencia amenazante se refiere, su silueta es la más grande en la antesala de este US Open, el grande neoyorquino que este año ofrece alicientes e incógnitas por los cuatro costados.
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