Hubo alguien al que no le sorprendió la derrota del Real Madrid la temporada pasada en Montilivi. “Les dije que si no nos poníamos las pilas, íbamos a sudar sangre frente al Girona”, les soltó Kiko Casilla a sus compañeros, tras la histórica victoria del equipo catalán frente al Madrid de Zinedine Zidane (2-1). No le faltaba razón al portero suplente del Madrid, esa noche titular en la casa del cuadro rojiblanco. Entonces, el Girona de Pablo Machín se consolidó como una de las sorpresas de LaLiga, en la que firmó el mejor arranque de un debutante para terminar el año en la décima posición. “Después de lo que se vivió en este estadio la temporada pasada ante el Madrid, nuestra idea es repetirlo tanto en sensaciones como en resultado”, expuso Eusebio Sacristán. Con Machín al frente del banquillo del Sevilla, hoy Eusebio busca reinventar a un Girona cada más cerca del espejo de su hermano mayor, el City de Guardiola —los dos clubes son propiedad del mismo grupo—.
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