Aunque hubo una franja de enredo, nada preocupante, Rafael Nadal volvió a imponer su jerarquía y derrotó a Grigor Dimitrov (6-3, 4-6 y 6-1, en 2h 16m) para aterrizar en su cuarta final en Pekín, la 110ª como profesional. El español, por lo tanto, aspira ahora a su sexto título del año en su novena final, lo que no hace sino subrayar su número uno y el curso onírico en el que se ha convertido este 2017 para él, amo y señor actual del circuito, caudillo que este domingo le tocará en (mala) suerte a Nick Kyrgios o Alexander Zverev. Antes, Dimitrov, su verdugo la campaña pasada en el torneo chino, abatido también en un encuentro que salvo un ligero bajón en la segunda manga contó con un claro dominador.
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