Corría el verano de 1978 y Osvaldo Ardiles disputaba uno de sus primeros partidos en Inglaterra con el Tottenham visitando al Swansea. Tommy Smith, un intimidante central del cuadro galés, de quien el mítico técnico Bill Shankly había dicho que “no había nacido, sino que lo habían extraído” del cuerpo materno como un pedazo de carbón, marcaba territorio en la zaga local. Y recibió al menudo centrocampista argentino con una salvaje entrada por detrás. “Bienvenido. No vas a durar ni un invierno”, le dijo.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/2gPNPou
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire