Franco Morbidelli no necesitaría siquiera salir a correr el gran premio de Malasia. Pero lo hará encantado. Y liberado de toda la presión que reconocía estar soportando, con gusto, todo este fin de semana, en que podía convertirse en campeón del mundo de Moto2, su primer título desde que ganara el Europeo de Stock 600 en 2013. Por la mañana, pasadas las ocho, cuando apenas llegaba al circuito, le comunicaban la noticia: su rival en el campeonato, Thomas Luthi, no podría competir. El día anterior, durante la sesión de clasificación, había sufrido una aparatosa caída. Fuertes golpes en la cabeza y unos cuantos giros sobre sí que dejaron una lesión con la que no podría subirse a la moto: fractura del astrágalo izquierdo.
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