Ricky Rubio, un ídolo en Minnesota, empieza a serlo también en Utah. Cumplió sus seis primeras temporadas en los Timberwolves, pero en la última empezó a ser presa de la sensación de estancarse. Más allá de las lesiones que le impidieron despegar durante sus dos primeras campañas y sobre todo la que recortó la 2014-2015 a solo 22 partidos, no acababa de alcanzar la plenitud de su potencial. El equipo tampoco despegaba, ni con Rick Adelman, ni con Flip Saunders, uno de sus grandes valedores, fallecido el 25 de octubre de 2015 de un cáncer, ni con Sam Mitchell, ni con Tom Thibodeau.
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