El Barcelona vuelve a vivir un viacrucis. Parecía difícil, tras incorporar a ocho flamantes fichajes, que resonaran los ecos de su infausta temporada anterior. Pero en Milán volvió a tropezar (78-74) y a exhibir un juego discontinuo, desconcertante y con tendencia a la depresión. Fue incapaz de administrar una ventaja de 15 puntos mediado el segundo cuarto (19-34) y se fue apagando a medida que se acercaba el final para acabar sumando su cuarta derrota seguidas en una semana.
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