A las doce menos diez, los 20 kilómetros del Descenso Internacional del Río Sella se reducen a 7 metros. Es la distancia que separa los cepos en los que se retienen las 1.260 palas de otros tantos deportistas de las 860 embarcaciones que les esperan en la orilla. En esos diez minutos que transcurren hasta el mediodía sucederán muchas cosas. Saúl Craviotto, medallista olímpico, leerá el tradicional pregón, se darán los vivas a los 23 países participantes en la 81 ª edición, sonará el himno de Asturias y, con la última nota, un cañón marcará la salida y se abrirán los cepos. Hay miles de personas en ambas riberas. Pero en medio del bullicio, mientras suena el himno y la gente lo corea, en la zona reservada a los deportistas se puede sentir el silencio. Es un silencio tenso, cargado de nervios.
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