Christopher Froome, que en los Campos Elíseos se convirtió, a los 31 años cumplidos el 20 de mayo, en el más viejo ganador de un tercer Tour, se sintió niño descendiendo el Peyresourde, pionero corriendo a pie por el Ventoux cuesta arriba, especial secundando el ataque de Sagan en la tramontana de Montpellier y maduro tomando prestada la bici de su amigo Geraint Thomas después de caerse al pie de Saint Gervais. Son los cuatro momentos del Tour elegidos por el británico, que no echó de menos ganar una etapa en una cima, ni dio importancia a su victoria contrarreloj, dos experiencias que ya había vivido. En su narración de su tercera grande boucle, lo que le iguala al belga de antes de las guerras Philippe Thys y al norteamericano de los años 80 Greg LeMond, no figura el nombre de ningún rival, que no tuvo: el segundo en el podio, el francés Romain Bardet, y el tercero, el colombiano Nairo Quintana, dos corredores nacidos en 1990, quedaron a casi cinco minutos.
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