dimanche 31 juillet 2016

Desfase horario

Quizá lo más trepidante de una Olimpiada sea el desfase horario. La primera obligación ante unos Juegos es romper los relojes e instalarse en el caos, madrugando o trasnochando, según el caso. Cuando se celebran lo bastante lejos, los Juegos te obligan a realizar una especie de viaje en el tiempo, y a ocupar el sofá a unas horas rarísimas para tu estilo de vida. El modo en que las competiciones se suceden fuera de hora, en otra realidad, casi en forma de ficción, nos desordenan las rutinas con ese estilo violento y sutil con el que se agita un cóctel. Y nosotros felices.

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