Todas las pinceladas que convierten el fútbol en un lienzo bien acabado se citaron en el estadio más emblemático, en la patria que vio nacer al deporte más seguido del planeta. Hubo juego, pasión, dramatismo y polémica, rivalidad y pasadas facturas que no tenían que ver todas con la pelota, señorío en el triunfo y en la derrota. No fue el mejor partido de la historia, pero sí un partido que hizo historia, la final de la Copa del Mundo de 1966 en Wembley. Todavía no se había acuñado la sentencia de que el fútbol es un deporte al que juegan 22 tipos y siempre ganan los alemanes. Venció Inglaterra. Hoy se cumplen 50 años de su gran triunfo, por ahora el único.
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