Con cara de soldado del pueblo y acariciándose el tatuaje del Che Guevara que luce en sus avejentadas maderas de barrilete cósmico, Diego Armando Maradona se lanzó a dar su opinión sobre el polémico fichaje de Gonzalo Higuaín y no pudo evitar la tentación de alinearse junto a Francesco Totti en el coro de los populistas, ese selecto club de exfutbolistas que amasaron una fortuna aborreciendo el vil metal, casi se podría decir que muy a su pesar. "Nadie piensa en el hincha", sentenció el Pelusa mientras el cielo de los gatos acogía a un nuevo miembro.
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