dimanche 31 juillet 2016

“No era un talento, lo conseguí con trabajo”

En casa de Juri Chechi en Prato, a media hora de Florencia, no hay rastro de su pasado de gimnasta. No hay fotos y sus medallas olímpicas están guardadas bajo llave en una caja fuerte. El que fue el señor de las anillas durante 15 años (dos medallas olímpicas, siete mundiales –cinco oros consecutivos- y seis europeas) ahora tiene 46. Sus manos llevan todavía las marcas de los callos, cojea ligeramente al andar y dice que hay mañanas que le cuesta un mundo levantarse por los dolores de espalda. Tiene una empresa de comunicación y viaja sin parar; gestiona también una casa rural y se entretiene produciendo vino y rodando en bicicleta. En casa está su mujer Rosella –“sin ella no habría conseguido nada, me dio todo lo que necesita un deportista: tranquilidad y serenidad. Yo he sido muy egoísta porque tenía que concentrarme únicamente en mí y ella lo aceptó”, dice- y sus dos hijos. Dimitri, el mayor, hace judo; Anastasia, la pequeña, monta a caballo. Da gusto charlar con él, tiene una risa contagiosa.

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