dimanche 31 juillet 2016

Bolt y Phelps contra la basura

Nochevieja de 1989. Televisión Española emite el habitual programa de fin de año. En él, Martes y Trece hacen una parodia sobre la situación de los venideros Juegos de Barcelona 92. Y en ella vemos a Cobi, la mascota del evento, paseando por el estadio Olímpico protegido por un enorme paraguas ante el chorreo de goteras que caen de las gradas a la pista. Y eso ocurre mientras un saltador de longitud, el italiano Domenico Modugno, fofo, tripudo y cabezón, toma carrera en busca de un salto de 25 metros, propósito fallido no por la distancia (“casi, casi lo consigue”, dice el narrador), sino porque un obrero con una carretilla interrumpe su sprint, que finaliza en un foso de arenas movedizas. No le va mejor al gimnasta japonés Kushao Olimpiao, que en el salto de potro recibe una coz en sus genitales del propio potro. Quedaban aún dos años y medio para los Juegos de Barcelona y España se atrevía a reirse de sí misma (nada hay más saludable) dibujando una caricatura sobre su capacidad para organizar tamaño acontecimiento. Y ocurrió que aquellos Juegos fueron, al menos hasta ese momento, los mejores de la historia.

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