Un arranque calamitoso condenó a Nico Rosberg ante su hinchada, que se desplazó en masa hasta Hockenheim con la esperanza de ver cómo su ídolo recuperaba la batuta que había perdido en Hungría una semana antes, y que se fue de allí con un bajón considerable tras asistir a un domingo nefasto para el alemán. Rosberg se quedó helado en la salida y le despejó el camino a Lewis Hamilton, su compañero de equipo, que con ese regalo inesperado salió disparado hacia su cuarto triunfo consecutivo y el sexto de la temporada, todos ellos conseguidos en las últimas siete paradas del calendario. Conociéndole, el británico se pegará unas vacaciones de traca para celebrar el gran momento que atraviesa y que le ha permitido limpiarle 62 puntos del tirón a su vecino de taller y afianzarse al frente de la tabla.
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