Jorge Lorenzo perdía, por lo general, 10 kilómetros por hora a cada paso por la recta de meta del circuito de Losail, de poco más de un kilómetro de largo, en comparación con las Ducati de Dovizioso y Iannone. Y eso es mucho. Pero él trataba de compensarlo en otras zonas del circuito, en las curvas rápidas, donde históricamente destaca su Yamaha, en las frenadas y, especialmente, en las aceleraciones, pues esta M1, manejable y cómoda de pilotar, responde bien al piloto, más si ese piloto es como el español, dulce en el control del gas, amable con los neumáticos. No es de extrañar, así pues, que fuera capaz de marcar la vuelta rápida de la carrera en los últimos compases de la prueba, sobre todo porque fue el único de los pilotos en cabeza que optó por la combinación de goma dura delante y blanda atrás. Cuando muchos se las ingeniaban para acabar las 22 vueltas sin besar el asfalto, el de Palma se sacaba de la manga un impresionante crono en 1m,54'9s (casi un segundo más rápido que sus rivales) que le permitía aumentar en apenas dos giros la distancia con sus perseguidores a más de dos segundos.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/1R8dl4R
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire