Aunque lógicamente nadie se lo diga de forma frontal, la mayor parte del ‘paddock’ del Mundial de Fórmula 1 piensa que Nico Rosberg (Alemania, 30 años) es blando, especialmente si se le compara con Lewis Hamilton, su compañero en Mercedes. En los duelos cerrados, el británico siempre le ha ganado la partida y le ha dejado como a un actor secundario que, básicamente, se limita a quejarse. En esta charla con EL PAÍS, realizada la semana pasada en el campos de motocrós que Allianz organizó con Marc Márquez en Rufea (Lleida), al alemán trata de convencer al interlocutor de que todavía cree que puede coronarse campeón. En ese sentido, Rosberg, consciente de que el ciclo de su escudería probablemente, terminará en 2016, se lo juega al todo o nada.
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