Las vacaciones no suelen sentarle demasiado bien a Dani Alves, que empieza los cursos con unas faltas de atención en defensa que bien se pueden atribuir a un desbravado estado físico pasajero y que no en pocas ocasiones acaban en gol del rival. Unos errores que se señalan desde la grada y que ponen en entredicho al lateral, que siempre se encarga de rebatir los argumentos con el paso de los encuentros, más entonado a medida que se acerca el final de la temporada. Pero ya son ocho los años que el lateral se ha adueñado de la retaguardia derecha y frente a la Real volvió a explicar que hay pocos carrileros tan incisivos y determinantes.
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