Un gesto técnico de Banega y la gran definición de Escudero definieron un duelo gris, donde Sevilla y Valencia demostraron estar en horas bajas. En especial el conjunto que todavía dirige Nuno, que ofreció sensaciones muy preocupantes. Si bien el portugués tiene el argumento para defenderse de que su equipo jugó con 10 jugadores desde el minuto 35, también es cierto que su planteamiento, demasiado reservón, tuvo la consecuencia nefasta de hacer creer a sus jugadores que la única misión válida era la de defender. El Valencia no tiró a la puerta del Sevilla, mostró una imagen preocupante, que no corresponde a un equipo de Liga de Campeones, y acabó por allanar el camino de la victoria de los andaluces.
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