Con esfuerzo y ánimo, a ratos con buen fútbol, el Villarreal alcanzó una victoria trabajada ante un correcto y organizado Rapid de Viena, un buen equipo sin más que cuestionó el triunfo al conjunto de Marcelino, al que le está costando sacar rendimiento a su productividad ofensiva, con más fútbol que pegada, falto de confianza en la resolución. Tras un primer periodo de discontinuo juego, el Villarreal recuperó las sensaciones en una segunda mitad que puso de relieve su mejor condición ante el conjunto austriaco, que nunca perdió la cara al partido.
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