jeudi 24 septembre 2015

La inteligencia de Iago Aspas

Metió la punta de la bota con esa intuición que da haber crecido jugando al fútbol en la calle y se quedó solo, con 60 metros de campo ante sí y el reto de volver a batir a Ter Stegen. Cuando colocó la pelota en la red aún le quedó aliento para darse otra carrera hacia el graderío, que en Balaídos no está cerca del verde. Se subió a la valla publicitaria y alzó los brazos, luego fue hacia la gente, con la mano en el corazón y los labios en el escudo. En las cuatro primeras jornadas no había conseguido marcar, tenía dolorido un gemelo, pero ni se acordó de él, Iago Aspas había regresado para vivir ese momento. “Quería minutos, sentirme feliz, estar con mi gente… y así llega la confianza”.

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