dimanche 27 septembre 2015

Del cielo a Ipurúa

En ocasiones el fútbol es poético, cálido para premiar el esfuerzo, pero en su propia esencia lleva la ser gélido para desmontar pedestales. Al Celta en Eibar no le dio tiempo a sentirse crecido tras tanto elogio en las últimas horas ni a paladear la opción de tener a tiro el liderato. Tras la caricia, la redonda le propinó una bofetada, un gol en el minuto tres que le condenó a un calvario. Acabó, no sin trabajo, rescatando un empate en la recta final de un partido en el que fue de menos a más, justo al revés que el ejemplar y esforzado Eibar.

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