Al señor Arai no le debió hacer demasiada gracia escuchar los lamentos de Fernando Alonso, que en pleno fragor de la batalla y mientras trataba de mantener detrás al Toro Rosso de Max Verstappen, estalló por la radio: “¡Esto es un motor de GP2!”. Al bajarse del coche, el asturiano, ya un poco más tranquilo, trató de explicar las sensaciones que le llevaron a expresar una vez más su frustración. “Es que es embarazoso. En las curvas vamos rápido, pero para los demás es muy fácil adelantarnos. Ellos patinan, salen cruzados y cometen errores, pero en la recta ya vuelven a estar a nuestro lado, rueda con rueda”, desgranó el ovetense, finalmente, undécimo. “No es la forma en la que me gustaría que mis pilotos demostraran su profesionalidad. Él va en el coche y está frustrado, pero emplear ese tono no es una forma constructiva de comunicarse”, le replicó después Ron Dennis, patrón del equipo de Woking (Gran Bretaña).
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