Durante más de una hora, el Atlético apenas había encontrado agujeros en la ordenada defensa del Betis. La horizontalidad se había adueñado poco a poco de ese dominio que ejerció desde el primer minuto. Los fogonazos iniciales de Óliver Torres dieron paso a un gobierno del encuentro con demasiadas imprecisiones en el último pase. Así andaban los rojiblancos hasta que apareció una de sus armas tradicionales: las jugadas de estrategia a balón parado.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/1EuTzHb
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire