Si ya podría ser considerada la capital mundial del fútbol en circunstancias normales, con sus 66 estadios de clubes de diferentes categorías dentro de su conglomerado urbano, 12 de ellos en la actual Superliga argentina, la final de la Copa Libertadores que River y Boca jugarán los sábados 10 y 24 de noviembre en la Bombonera y el Monumental reconvirtieron a Buenos Aires en una ciudad colapsada emocionalmente por los dos superclásicos sin precedentes. Desde ayer, en la atmósfera porteña solo parecen sobrevolar partículas de Boca y River.
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