En 1919, meses después del final de la I Guerra Mundial, las fábricas de armas de Eibar entraron en crisis. Se acabaron los pedidos, se acumularon los stocks, pero casi ninguna cerró. La de Beistegui Hermanos (BH), Garate Anitua y Orbea se transformaron en fábricas de bicicletas; Olave y Solozabal pasó de los fusiles al material de oficina, y Alfa comenzó a fabricar máquinas de coser.
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