El descarte de Isco Alarcón, enviado a la grada en Roma, acentuó el distanciamiento entre el jugador y Santiago Solari, un entrenador que jamás toma una decisión sin sentirse respaldado por la directiva. La dinámica es elocuente. Solari descartó a Isco para el partido de Copa en Melilla, le dio 34 minutos contra el Valladolid, 17 en Pilsen, ninguno en Vigo y 27 minutos en Eibar antes de Roma, en donde prefirió apostar por Valverde, Mariano, Ceballos, Asensio y Javier Sánchez para ocupar el banquillo, en donde no encontró hueco el malagueño, titular en las últimas dos finales de Champions y figura muy estimada por la hinchada madridista.
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