No fue la de ayer una buena jornada para los creyentes, en especial para quienes adoramos a Pep Guardiola por encima de todas las cosas pero también para los más firmes devotos de Cristina Cifuentes. Y es que la vida, en ocasiones, es capaz de reunir en un mismo barco a los más insospechados compañeros de viaje, qué sé yo.
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