El colegiado infló los mofletes tres veces para señalar el final del encuentro y Piqué, Alba y Suárez levantaron los brazos como un resorte, al tiempo que el resto de los jugadores miraban a su alrededor, comedidos, como si no quisieran molestar a los del Dépor porque alguno se abatía sobre el suelo, otros descorchaban lágrimas y todos maldecían la mala temporada y la factura del descenso. Seedorf, entonces, entró al campo y pidió a los suyos que hicieran un coro. “Les dije que salieran con la cabeza alta”, explicó; “que hay que saber ganar y perder”. A su lado, los futbolistas del Barça repartían abrazos y palmadas, pero también se morían de ganas por festejar el título.
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