Resumiendo: Cristiano es infinito. Hoy, rima como nadie en la Copa de Europa. Con el portugués a hombros, el Real Madrid salió de Turín a un meñique de la semifinal de la Champions. Lo hizo a lo grande, porque solo a lo grande se puede golear a la Juve en un estadio en el que solo había perdido en seis de 178 partidos oficiales. El Madrid dejó en la lona a un hidalgo rival al que fundió las neuronas en las dos áreas.
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