El lunes, al terminar la primera etapa en Zarautz, el esloveno Roglic se fue a felicitar al francés Alaphilippe, que le acababa de batir en el sprint que mano a mano se jugaron ambos para iluminar la Vuelta al País Vasco con un buen principio. El francés vaciaba una botella de agua en el gaznate recibiendo el agasajo de sus compañeros. Ambos se dieron un abrazo y agarrándole por el cuello, Julian Alaphilippe le echó un discurso que seguramente olía a aquello de “Ya sabes como es esto, hoy me toca a mí y mañana a ti”. Y se despidieron sin que el esloveno abriera la boca. Educado y silencioso se perdió entre la gente.
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