El verano de 1997 el FC Barcelona logró cerrar in extremis el fichaje de Rivaldo. Era el 15 de agosto y se terminaba el plazo para inscribir al jugador y que pudiera jugar la Liga de Campeones. Declarado “intransferible” por su club, el Deportivo, los azulgrana tuvieron que abonar en la Liga de Fútbol Profesional (LFP) los 4.000 millones de pesetas (unos 24 millones de euros) que figuraban en su cláusula de rescisión después de haber perdido a su estrella, Ronaldo, que se marchó rumbo a Italia.
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