Lo bueno que tiene el tono de voz que emplea Zinedine Zidane en todas sus intervenciones es que le resguarda de lo que realmente sucede por dentro, donde las emociones son por naturaleza descontroladas. De ahí que la lesión de Gareth Bale y su inminente operación sean calificadas por el francés como “cosas que pasan”, cuando esas cosas han ido pasando de manera imparable desde el mes de septiembre. Parece acostumbrado el francés a desafiar las leyes de la gravedad sobre las que se basa esa torre de Jenga que tiene entre manos. Se pueden quitar piezas, pero la estructura debe mantenerse firme. Y el tono, estable.
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