Desde que llegó Luis Enrique al Barcelona, el eje de creación gravitó del centro del campo a la delantera, de Xavi a Messi. Se perdió un poco de toque a cambio de ganar velocidad y contragolpe, de encontrar al 10 y a sus dos compinches de línea (Suárez y Neymar) en situación ventajosa que provocara el uno contra uno y evitara las ayudas defensivas rivales. La pieza clave para engarzar las líneas, sin embargo, seguía siendo Iniesta, el guardián del estilo azulgrana, de la conducción y el pase. Pero desde que Andrés está en la trastienda con la rodilla a la virulé, el Barcelona ha cambiado una vez más la palanca que mueve su fútbol y se ha instalado en los centrales. Una apuesta que no acaba de funcionar porque tampoco está Piqué [de baja por un esguince], el zaguero con mejor pie acostumbrado a conducir y provocar hasta que le sale un rival al paso. Y sin el 3, el reino de las raíces es de Mascherano. Aunque se salió con la suya ante el Granada, poco exigido por el repliegue rival, frente al Manchester City sufrió horrores y no supo encontrar ni ofrecer la rampa de salida. Tampoco le ayudaron.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/2ebwv9p
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire