dimanche 27 novembre 2016

“Lo pasé muy mal”

Nico Rosberg nunca pensó que proclamarse campeón del mundo de Fórmula 1 por primera vez le dejaría tan mal cuerpo. Nada más bajarse de su coche, el más dominante de la historia del certamen, 19 victorias de 21 posibles lo acreditan, el alemán casi se derrumba debido a la presión que tuvo que soportar durante todo el fin de semana en general y en las últimas 10 vueltas de la carrera en particular. No podía ser de otra forma si se estaba jugando la gloria con Lewis Hamilton, un animal competitivo como ningún otro integrante de la parrilla, que tiró de su lado más gamberro para tratar de arrebatarle la corona a su compañero de equipo. Hamilton repetía desde el viernes que en ningún caso se le pasaba por la cabeza ralentizar su ritmo –en caso de liderar la prueba– para dejar a Rosberg a merced de los tiburones. Aunque pensado fríamente, esa era la única opción que le quedaba al chico de Tewin, puesto que cualquier posición de podio de su vecino le servía a este para estrenar su casillero de títulos.

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