Había dos datos importantes antes del partido entre el Atlético y el Rostov. Ambas estadísticas se rompieron en la primera noche fría de esta temporada en el Vicente Calderón. El primero era que Antoine Griezmann llevaba 30 días sin marcar un gol; el segundo, que los de Simeone no habían recibido ninguno en esta Champions y que, además, habían mantenido su portería a cero en 13 de los últimos 14 partidos en el estadio del Manzanares. Los rojiblancos han recibido cuatro goles en los últimos tres partidos, más de la mitad de lo que habían encajado en todo el curso.
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