Sebastián Coates levantó por los aires a Rode en un intento desesperado por traspasar líneas y hombres conduciendo el balón. Adrien Silva se llevó las manos a la cabeza al ver que Gelson Martins caía en fuera de juego, desperdiciando así la última oportunidad. Los jugadores del Sporting creyeron que estaban eliminados cuando el árbitro, el holandés Danny Makkelie, pitó el final del partido en el Westfalenstadion. Acababan de perder (1-0) ante el Dortmund y la lógica les hacía pensar que el Real Madrid había ganado en Varsovia. Pero la lógica es una costumbre que demasiadas veces induce al error. Inferir que el Madrid empataría (3-3) en el campo cerrado del Legia, el equipo más débil del grupo, no era lo razonable. La realidad del fútbol es tan lineal como un meandro. El Dortmund se aseguró la clasificación para octavos pero el Sporting no perdió todas sus opciones. Le queda una. Si le gana al Madrid en Alvalade y al Legia en Varsovia, y si el Madrid no se impone al Dortmund el 7 de diciembre en el Bernabéu, el equipo portugués seguirá en la Champions. Se avecina un partido angustioso en Lisboa.
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